Ana Santana (Efe).
El astrónomo Juan Antonio Belmonte afirma que las dos pirámides mayores de Giza y la esfinge fueron concebidas al mismo tiempo, en un proyecto unitario del faraón Keops para así representar su poder en la Tierra como dios sol viviente, según expone en un libro publicado por el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto.Juan Antonio Belmonte, que es investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), explica en una entrevista que ésta es una de las ideas novedosas incluidas en el libro "En busca del orden cósmico. Ensayos selectos sobre arqueoastronomía egipcia", que comercializa desde abril la Universidad Americana de El Cairo.
El egiptólogo Zahi Hawass, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, es el autor del prólogo de la publicación, que editan Juan Antonio Belmonte y Mosalam Shaltout, profesor de Física Solar en el Instituto Nacional de Investigación en Astronomía y Geofísica de Helwan (Egipto).
El libro comenzó a gestarse en 2004 e incluye ensayos sobre historiografía, el calendario egipcio y las constelaciones antiguas y la orientación de los templos y de las tumbas reales, entre otros asuntos, con la aportación de los egiptólogos españoles Miguel Ángel Molinero y José Lull, entre otros.
También se cuestiona la Teoría de la Correlación de Orión, del ingeniero anglo-egipcio Robert Bauval, de que las tres pirámides de Giza representan al cinturón de Orión, algo que carece de evidencia alguna y que más bien parece "una especulación simpática", afirma el astrónomo español.
Sin embargo, los estudios arqueológicos y las dataciones de Carbono 14, junto con el enfoque astronómico, parecen verificar que las pirámides mayores, las de Keops y Kefrén, formarían un solo proyecto de construcción junto a la esfinge.
Los antiguos egipcios del Reino Nuevo llamaban a la esfinge "Horus en el horizonte", en posible referencia al disco solar que aparece entre las dos pirámides tal y como demuestra Belmonte en una imagen tomada en el solsticio de verano, el día más largo del año.
A su vez la gran pirámide era conocida como "El horizonte de Keops", la segunda, dedicada a su hijo y sucesor es "Grande es Kefrén" y la menor tenía la denominación de "Divino es Micerinos".
El investigador defiende que en realidad "El horizonte de Keops" abarcaba todo el conjunto (salvo la de Micerinos) incluida la esfinge que, en su opinión, "es posiblemente una representación de Keops", no de su hijo y sucesor, Kefrén.
Esto no impide que la segunda pirámide fuera efectivamente construida por Kefrén, lo que se sabe por los textos jeroglíficos de los sacerdotes que sirvieron en el conjunto de las pirámides en las fases tardías del Reino Antiguo.
Pudo ocurrir que Keops empezara la gran pirámide y la esfinge y la cimentación o parte de la segunda pirámide y no le diera tiempo a terminarla, y su segundo hijo, Kefrén, se la apropió y la acabó.Además se ha verificado que las dos grandes pirámides se orientaron prácticamente al mismo tiempo y la relación astronómica entre ambas y la esfinge "es obvia, lo que da idea de que forman parte de un proyecto unitario"."Lo ideal sería encontrar textos" que apoyen esta teoría pero el problema fundamental es que las pirámides de la cuarta dinastía "son mudas", precisa Belmonte.
No obstante, señala que de las 106 dataciones obtenidas por Carbono 14 se infiere, como fechas límites promedio para los reyes de la cuarta dinastía Jufu, Jafra y Menkaura (conocidos como Keops, Kefrén y Micerinos), los años 2658, 2663 y 2618 antes de Cristo, respectivamente.
Ello implica que las pirámides de Keops y Kefrén son simultáneas mientras que entre ellas y las de Micerinos habría un lapso de 40 años.También podría indicar que la madera utilizada para construir las dos grandes pirámides llegó a la vez, lo que asimismo ratifica que el plan original estaba así establecido."Sabemos que Snefru, el padre de Keops, construyó al menos tres pirámides gigantes, una en Meidum y dos en Dashur, y movió mucho más volumen de piedra que el correspondiente a la Gran Pirámide, así que ¿su hijo iba a ser menos?", pregunta Juan Antonio Belmonte.
Otro de los aspectos novedosos del libro se refiere a la constatación de que el templo de Karnak se erige sobre un emplazamiento deliberado, en el único lugar de Egipto en el que coincidían, en el momento de su construcción, la salida del Sol en el solsticio de invierno con el año nuevo, en una orientación que al mismo tiempo es perpendicular al Nilo.
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