www.elmundo.es/cultura/2015/01/22/54c0cc9a22601d546b8b4577.html
La obra maestra hallada por Howard Carter en la excavación de la tumba del faraón en el Valle de los Reyes es el último objeto dañado por la negligencia de las autoridades egipcias
- La preciada máscara de oro de Tutankamón, una obra maestra hallada por Howard Carter en la excavación de su tumba en el Valle de los Reyes, es el último objeto dañado por la negligencia de las autoridades egipcias. Conservadores del Museo de Antigüedades egipcias de El Cairo han denunciado que una reciente restauración "amateur" empleó vulgar pegamento para unir la barba al rostro causando un severo daño a la figura.Empleados del museo, un caótico almacén con polvorientas vitrinas atestadas de objetos, han denunciado al periódico panárabe Al Arabi al Jadid que la figura -uno de los cientos de piezas que componen el tesoro del "faraón niño" (1550 y 1295 a. C.)- fue dañada accidentalmente el pasado año durante los trabajos de limpieza y renovación parcial del complejo, ubicado a unos metros de la céntrica plaza Tahrir de El Cairo. La barba trenzada, de oro y color azul, se separó del resto de la efigie con tocado real del monarca.Ante el desaguisado, el equipo a cargo de la renovación del museo evitó informar al ministerio de Antigüedades y entregar la figura a un equipo de restauradores siguiendo los procedimientos habituales. En su lugar, según el rotativo, la responsable del remozado del museo llamó a su esposo -empleado también en el museo-, quien decidió resolver la rotura uniendo las piezas con resina epoxi -un vulgar 'superglue'- muy resistente pero inapropiado para conservar una pieza con más de tres milenios de antigüedad.Las imágenes que se han difundido de la pieza tras la tropelía muestran los restos del pegamento separando la barba del mentón."Ahora se puede ver una capa de color amarillo transparente", ha explicado desde el anonimato un restaurador del Museo a la agencia Ap. Al comprobar que el adhesivo había quedado esparcido por zonas limítrofes de la pieza, los trabajadores trataron de raspar el residuo aumentando el daño y arañando la figura.
- El objetivo era evitar que la pieza, una de las joyas de la colección del ajuar de Tutankamón que alberga el museo, fuera apartada temporalmente de la exhibición. "Desgraciadamente el material es muy irreversible. El epoxi tiene una alta propiedad de fijación y se emplea en metal o piedra pero no creo que fuera adecuado para un objeto destacado como la máscara de oro de Tutankamón", ha señalado otro de los conservadores.
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/01/23/actualidad/1422042671_875492.html
23.1.15
La máscara dorada de Tutankamón, restaurada con 'superglue'
10.1.15
El sexo en el antíguo Egipto
Los egipcios creían que en el origen de todo estaba Atum, el dios del Sol, quien se dio placer a sí mismo. Y al verter su fluido vital engendró a otras dos divinidades, Chu y Tefnut, que hicieron el amor y dieron lugar a una nueva generación de dioses. Estos iniciaron una rueda de relaciones sexuales que culminó en la creación del universo tal y como lo conocían. Y es que, tal y como afirma Josep Padró, presidente de la Sociedad Catalana de Egiptología: “El erotismo impregnaba la cultura egipcia, desde su particular cosmogonía hasta la vida cotidiana”.
Orgías religiosas
En 1824, unas excavaciones realizadas en la ciudad de Deir-el Medina descubrieron un papiro que incluía doce estampas de carácter obsceno. El documento era tan pornográfico que hasta el propio Jean-François Champollion (el traductor de la piedra Rossetta) se escandalizó al verlo. Hoy, sabemos que es más antiguo que el Kama Sutra y algunos al referirse a este documento lo califican como “la primera revista porno de la historia”.
En 1824, unas excavaciones realizadas en la ciudad de Deir-el Medina descubrieron un papiro que incluía doce estampas de carácter obsceno. El documento era tan pornográfico que hasta el propio Jean-François Champollion (el traductor de la piedra Rossetta) se escandalizó al verlo. Hoy, sabemos que es más antiguo que el Kama Sutra y algunos al referirse a este documento lo califican como “la primera revista porno de la historia”.
Lo cierto es que, tal y como afirma Josep Padró: “Sus imágenes son tan explícitas y provocativas como las de cualquier manga clasificado X”. Las estampas del papiro describen acrobacias sexuales realmente imposibles. “Al ser la sexualidad algo cotidiano para los egipcios”, explica el experto, “no existían algunos de los tabúes típicos de otras sociedades”. Uno de ellos era el relativo a las relaciones prematrimoniales. Los testimonios que nos han llegado parecen demostrar que los jóvenes de uno y otro sexo gozaban de la abierta y consensuada complicidad de sus mayores a la hora de mantener relaciones íntimas.
Si hacemos caso a los mitos, Cleopatra y Ramsés II fueron ejemplos de atletas sexuales
Por el contrario, la infidelidad femenina no estaba bien vista. Respecto al matrimonio, la poligamia estaba consentida, aunque no era común y solamente se daba entre las clases más acomodadas. “Aunque más habitual que tener varias esposas era que los ricos tuvieran una sola y varias concubinas”, aclara Padró. En cuanto se refiere al incesto, esta era una práctica reservada a los miembros de la familia real.
Un caso peculiar es el de la prostitución. Según los historiadores, en la llamada Época Predinástica (en el período comprendido entre el año 4500 y el 3000 a. C.), esta tuvo al parecer un carácter sagrado. Diversos grabados nos muestran cómo se realizaban ceremonias religiosas casi orgiásticas, en las que las sacerdotisas se estimulaban incluso con objetos con formas fálicas. Estas mujeres eran las llamadas palácidas, destacaban por su belleza y su origen aristocrático, y su finalidad era la de participar en los rituales de la siembra para estimular el mítico poder fertilizador del río Nilo.
Su derivación más mundana eran las prostitutas comunes conocidas con el nombre egipcio de kat tahut, apelativo muy gráfico, ya que kat quiere decir vulva. El estudio de documentos como el Papiro Erótico de Turín parece demostrar que estas trabajadoras del sexo eran, además, bailarinas y músicas, y que se pintaban los labios de rojo como signo de distinción.
En las ruinas de Deir-el Medina, población que fue la residencia de los obreros que trabajaban en la construcción de las tumbas cercanas, la investigadora de la Universidad de Columbia Lynn Meskell ha encontrado los que parecen los restos del burdel más grande del Antiguo Egipto. “Igual que seguían al ejército, las prostitutas también iban detrás de los obreros. Donde había un asentamiento masculino, había negocio”, explica la profesora.
En las ruinas de Deir-el Medina, población que fue la residencia de los obreros que trabajaban en la construcción de las tumbas cercanas, la investigadora de la Universidad de Columbia Lynn Meskell ha encontrado los que parecen los restos del burdel más grande del Antiguo Egipto. “Igual que seguían al ejército, las prostitutas también iban detrás de los obreros. Donde había un asentamiento masculino, había negocio”, explica la profesora.
Allí, los historiadores han encontrado gráficos (entre ellos, uno que muestra una explícita felación) que detallan cómo era la vida de estas mujeres. Gracias a ellos sabemos que muchas se rapaban la cabeza para luego ponerse suntuosas pelucas, consideradas un seductor aditamento, y que pintaban sus ojos con una sustancia negra llamada khol, que ahora sabemos que contaba con plomo entre sus componentes. También eran numerosas las que usaban como distintivo un tatuaje con la figura de Bastet, divinidad que simbolizaba la alegría de vivir.
Las pinturas eróticas allí encontradas (y también las del Papiro de Turín) se centran frecuentemente en escenas de sexo anal. “No se puede decir que los egipcios prefirieran esta postura para al coito frente a otras”, afirma Lynn Meskell. “Más bien parece que fuera la forma que elegían para simbolizar el sexo visto únicamente desde la perspectiva del puro placer carnal.”
Mujeres en la taberna
Más frecuentes que los burdeles eran las llamadas “casas de cerveza”, donde tanto hombres como mujeres disfrutaban de la conversación y de esta bebida, tan popular en Egipto que los faraones tuvieron que incluirla en el menú de sus obreros. Hay que señalar que las mujeres que allí se reunían para “tomar copas” no eran prostitutas. Aunque la preeminencia del varón era evidente en la sociedad egipcia, ellas gozaban de una cierta libertad si se compara con su situación en otras sociedades antiguas. Y entre sus libertades estaba la de gozar de la vida social, de la bebida y de sus consecuencias. Resulta conveniente decir que la embriaguez también parece que era una realidad entre la población femenina. De hecho, hay una tumba tebana en la que se ha encontrado un grabado que muestra a una mujer ebria que vomita mientras es atendida por una sirvienta.
Más frecuentes que los burdeles eran las llamadas “casas de cerveza”, donde tanto hombres como mujeres disfrutaban de la conversación y de esta bebida, tan popular en Egipto que los faraones tuvieron que incluirla en el menú de sus obreros. Hay que señalar que las mujeres que allí se reunían para “tomar copas” no eran prostitutas. Aunque la preeminencia del varón era evidente en la sociedad egipcia, ellas gozaban de una cierta libertad si se compara con su situación en otras sociedades antiguas. Y entre sus libertades estaba la de gozar de la vida social, de la bebida y de sus consecuencias. Resulta conveniente decir que la embriaguez también parece que era una realidad entre la población femenina. De hecho, hay una tumba tebana en la que se ha encontrado un grabado que muestra a una mujer ebria que vomita mientras es atendida por una sirvienta.
El Papiro de Turín es tan obsceno que el propio Jean-François Champollion se escandalizó al verlo
Pero esta libertad tenía sus límites. Numerosos poemas eróticos nos muestran que hombres y mujeres flirteaban en estos locales con total impunidad
e incluso, en ocasiones, se deslizaban a los patios traseros para hacer el amor. Así se desprende de la lectura de un antiguo documento egipcio conocido como El cuento de Setne-Khaemwaset, que relata la erótica y apasionada relación entre uno de los hijos de Ramsés II y una hermosa dama de la nobleza a la que conoció en uno de estos establecimientos, y que acabó llevándole a la perdición.
e incluso, en ocasiones, se deslizaban a los patios traseros para hacer el amor. Así se desprende de la lectura de un antiguo documento egipcio conocido como El cuento de Setne-Khaemwaset, que relata la erótica y apasionada relación entre uno de los hijos de Ramsés II y una hermosa dama de la nobleza a la que conoció en uno de estos establecimientos, y que acabó llevándole a la perdición.
Ni que decir tiene que este tipo de relaciones eran toleradas siempre que la mujer fuera soltera. En el caso de estar casada, el marido podía repudiarla, e incluso matarla.
Otro tabú eran las mujeres extranjeras. Tener relaciones con ellas era un pecado social, y en un documento conocido como el papiro de Ankh-Sheshonq se advierte al posible incauto, diciéndole: “Guárdate de las mujeres extrañas desconocidas de sus conciudadanos. No te las comas con los ojos cuando pasan ni intentes conocerlas íntimamente.”
Otro tabú eran las mujeres extranjeras. Tener relaciones con ellas era un pecado social, y en un documento conocido como el papiro de Ankh-Sheshonq se advierte al posible incauto, diciéndole: “Guárdate de las mujeres extrañas desconocidas de sus conciudadanos. No te las comas con los ojos cuando pasan ni intentes conocerlas íntimamente.”
Más allá de lo prohibido
No obstante, aparte de la infidelidad femenina y de las relaciones con mujeres foráneas, ¿existían más límites en lo que al sexo se refiere en esta cultura? “Las muestras de arte y literatura erótica que nos han llegado”, explica Padró, “demuestran que los egipcios tenían una idea sofisticada de la sexualidad. Hasta las practicas que podríamos considerar aberrantes eran habituales y estaban, incluso, toleradas, aunque probablemente no fueran del todo bien vistas”.
No obstante, aparte de la infidelidad femenina y de las relaciones con mujeres foráneas, ¿existían más límites en lo que al sexo se refiere en esta cultura? “Las muestras de arte y literatura erótica que nos han llegado”, explica Padró, “demuestran que los egipcios tenían una idea sofisticada de la sexualidad. Hasta las practicas que podríamos considerar aberrantes eran habituales y estaban, incluso, toleradas, aunque probablemente no fueran del todo bien vistas”.
Un buen ejemplo es la necrofilia. Según el papiro de Ebers, durante el reinado de Amenhotep I se descubrió que los embalsamadores cometían estas prácticas. No hay constancia de que ninguno de ellos fuera castigado por llevar a cabo dicha parafilia, pero si de que producía un claro rechazo en la sociedad. Prueba de ello es que los familiares de las mujeres fallecidas comenzaron a contratar guardias que vigilaran los cuerpos de las difuntas.
Respecto a la zoofilia también existen diversas imágenes que representan este tipo de prácticas con varias especies animales, aunque no es fácil concretar si dichos grabados ilustraban una realidad o se realizaron simplemente con intención satírica. También se ha encontrado un primitivo dildo fabricado con restos del pene de un cachalote.
Seth, el dios violador
Un caso especial es la homosexualidad. Los historiadores no tienen indicios suficientes para saber si era aceptada con naturalidad o si, por el contrario, provocaba rechazo. Conocemos, por ejemplo, en el terreno de la mitología que Seth, el dios de la fuerza bruta, forzó a Horus, deidad celeste, lo que provocó la humillación de este.
En el ámbito de la vida cotidiana, las referencias a las relaciones entre personas del mismo sexo son escasas. Una de las pocas que existen es un texto conocido como El demandante de Menfis. Cuenta la historia de un rey llamado Neferkara que cada noche acudía a casa de Sasenet, uno de sus generales.
Un caso especial es la homosexualidad. Los historiadores no tienen indicios suficientes para saber si era aceptada con naturalidad o si, por el contrario, provocaba rechazo. Conocemos, por ejemplo, en el terreno de la mitología que Seth, el dios de la fuerza bruta, forzó a Horus, deidad celeste, lo que provocó la humillación de este.
En el ámbito de la vida cotidiana, las referencias a las relaciones entre personas del mismo sexo son escasas. Una de las pocas que existen es un texto conocido como El demandante de Menfis. Cuenta la historia de un rey llamado Neferkara que cada noche acudía a casa de Sasenet, uno de sus generales.
El monarca arrojaba una piedrecilla a la ventana del militar, quien, al escuchar la señal, bajaba a encontrarse con su soberano, y este le poseía. Según explica el egiptólogo Ahmed M. Moussa, parece haber una intención críptica en este relato, pero no es posible concluir de ello que la homosexualidad estaba mal vista. “Tal vez lo único que se criticaba era el abuso que el rey hacía de su poder”, dice el experto.
Igualmente, en el Libro de los muertos se dice “no yazcas con un yacedor”, sentencia que algunos historiadores interpretan como una condena de la homosexualidad. Sin embargo, nuevamente la referencia es tan vaga que no hay ningún consenso entre los especialistas al respecto.
Existe, además, en el alfabeto egipcio una palabra que se lee /jem/ (y uno de los tres signos que componen su jeroglífico es el dibujo de un miembro viril) que, al parecer, sería el equivalente a “marica”, y a la que ciertos estudiosos atribuyen un matiz despectivo.
5.1.15
El hallazgo de una tumba revela la existencia de una nueva faraona en Egipto
Efe. El Cairo|Actualizada 04/01/2015 a las 22:08
Esta nueva faraona se llama '' y aparece identificada como "la mujer del rey" en su tumba.
El Ministerio egipcio de Antigüedades anunció hoy el descubrimiento cerca de El Cairo de una tumba de una reina de la V dinastía faraónica (2.500-2.350 a.C), de la que hasta ahora se desconocía su existencia.
Esta nueva faraona se llama 'Jintakus III' y en los relieves de las paredes de la tumba aparece identificada como "la mujer del rey" y "la madre del rey".
El ministro de Antigüedades, Mamduh al Damati, explicó en un comunicado que en el enterramiento se encontraron 24 estatuillas y utensilios de piedra caliza y cuatro de cobre, que conforman el ajuar funerario.
La tumba fue hallada por una misión arqueológica checa, en colaboración con el Ministerio egipcio, en la zona de Abu Sir, al suroeste de El Cairo.
El director de la misión checa, Miroslav Barta, indicó que el descubrimiento de esta tumba ha revelado una parte desconocida de la historia de la V dinastía, y ha confirmado la importancia de la mujer en la corte.
La tumba se sitúa en un cementerio pequeño al sureste de la colección funeraria del llamado rey Rá Nefr Ef, que fue descubierta en los años noventa.
Este hecho ha llevado a los expertos a sugerir que Jintakus III puede ser la mujer de Rá Nefr Ef, del que hay muy poca información, y la madre del faraón Menkahur.
El pasado 24 de marzo, arqueólogos checos descubrieron también en Abu Sir el sarcófago y la momia de un importante sacerdote de la V dinastía, identificado como Nefer.
La zona de Abu Sir, cercana a la explanada de las pirámides de Guiza, formó parte de la gran necrópolis de la antigua ciudad de Menfis.
Sus monumentos más importantes son los templos del sol y el complejo funerario de la pirámide del rey Sahura, además de otros lugares de culto y tumbas de personajes nobles de la época.
Esta nueva faraona se llama 'Jintakus III' y en los relieves de las paredes de la tumba aparece identificada como "la mujer del rey" y "la madre del rey".
El ministro de Antigüedades, Mamduh al Damati, explicó en un comunicado que en el enterramiento se encontraron 24 estatuillas y utensilios de piedra caliza y cuatro de cobre, que conforman el ajuar funerario.
La tumba fue hallada por una misión arqueológica checa, en colaboración con el Ministerio egipcio, en la zona de Abu Sir, al suroeste de El Cairo.
El director de la misión checa, Miroslav Barta, indicó que el descubrimiento de esta tumba ha revelado una parte desconocida de la historia de la V dinastía, y ha confirmado la importancia de la mujer en la corte.
La tumba se sitúa en un cementerio pequeño al sureste de la colección funeraria del llamado rey Rá Nefr Ef, que fue descubierta en los años noventa.
Este hecho ha llevado a los expertos a sugerir que Jintakus III puede ser la mujer de Rá Nefr Ef, del que hay muy poca información, y la madre del faraón Menkahur.
El pasado 24 de marzo, arqueólogos checos descubrieron también en Abu Sir el sarcófago y la momia de un importante sacerdote de la V dinastía, identificado como Nefer.
La zona de Abu Sir, cercana a la explanada de las pirámides de Guiza, formó parte de la gran necrópolis de la antigua ciudad de Menfis.
Sus monumentos más importantes son los templos del sol y el complejo funerario de la pirámide del rey Sahura, además de otros lugares de culto y tumbas de personajes nobles de la época.
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