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27.12.18

Tumba sacerdote Real dinastía V


Tumba sacerdote Real dinastía V


Durante la era de las pirámides de Egipto, un hombre bien relacionado llamado Wahtye falleció y su tumba se colocó en un vasto cementerio real en el desierto al oeste de la actual ciudad de El Cairo. Su tumba decorada con vivos colores y aparentemente intacta ha visto la luz recientemente a unos cinco metros bajo la arena en el yacimiento arqueológico conocido como Saqqara.
Este entierro es «único en las últimas décadas», declaró Mostafa Waziri, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, en la conferencia de prensa en la que se anunció el hallazgo. «El color está casi intacto aunque la tumba tiene casi 4.400 años».
El dueño de la tumba sirvió al faraón Neferirkara, que gobernó durante la dinastía V del Imperio Antiguo. Además del nombre del difunto, los jeroglíficos grabados en el dintel de la entrada a la tumba revelan sus títulos: sacerdote de purificación real, supervisor real e inspector del barco sagrado.
La galería rectangular de la tumba —que mide 10 metros de ancho de norte a sur y tres metros de este a oeste, y que mide casi tres metros de alto— está cubierta de bajorrelieves pintados, esculturas e inscripciones, todas ellas en un sorprendente buen estado tras el paso de tantos siglos.
Los bajorrelieves representan al propio Wahtye, a su esposa, Weret Ptah, y a su madre, Merit Meen, así como escenas cotidianas de caza, navegación, presentación de ofrendas y fabricación de bienes como alfarería y muebles funerarios. Se encontraron grandes estatuas pintadas del sacerdote y su familia en 18 nichos, mientras que los 26 nichos más pequeños cerca del suelo contienen estatuas de una persona por ahora no identificada dispuesta de pie o sentada con las piernas cruzadas, como un escriba.
El equipo de arqueólogos egipcios que trabajó en la tumba descubrió también cinco túneles. Uno estaba abierto y no contenía nada, pero los otros están sellados, una situación que plantea posibilidades emocionantes. Las labores en los túneles sellados podrían comenzar hoy mismo, según la información publicada.
«Este túnel podría llevar a un ataúd o un sarcófago del dueño de la tumba», afirmó Waziri, indicando su mejor conjetura de la ubicación de los futuros hallazgos. Los otros túneles podrían contener bienes funerarios del difunto.
La tumba del sumo sacerdote se encuentra en una cresta que solo se ha excavado parcialmente. Podrían aparecer más descubrimientos cuando finalicen las excavaciones en el lugar en enero.
Este artículo se publicó originalmente en inglés ennationalgeographic.com.

17.12.18

Tumba ecolectiva intacta de la dinastia XVIII de Egipto


Tumba egipcia intacta e inundada de la dinastia XVIII


Una misión arqueológica sueca y egipcia, dirigida por Maria Nilsson y John Ward, ambos de la Universidad de Lund (Suecia), ha descubierto una tumba colectiva intacta, para gente de la clase media alta de la dinastía XVIII de Egipto, en Gebel el Silsila, al norte de Asuán, según reveló ayer la Universidad de Lund en un comunicado. La tumba, tallada en la roca natural y accesible a través de un pozo de 5 metros de profundidad, "no había sido excavada previamente o estudiada por los arqueólogos", explica Nilsson a National Geographic España. "Los saqueadores fracasaron en su intento de entrar en la tumba debido al agua que inunda el interior de la misma". La estructura funeraria, todavía en fase de excavación, consta de un pozo y dos cámaras funerarias. El Proyecto de Investigación Gebel el Silsila ha estado anunciando cada año un gran hallazgo: numerosas tumbas de los reinados de Tutmosis III y Amenofis II en 2017, una gran necrópolis (saqueada) de la dinastía XVIII en 2016 y relieves intactos y seis estatuas del Imperio Nuevo en 2015.

XII Congreso Internacional de Egiptólogos


Iae-egyptology.org


El Cairo será sede del XII Congreso Internacional de Egiptólogos en noviembre de 2019, será organizado por el Ministerio de Antigüedades de Egipto y la Asociación Internacional de Egiptólogos (IAE).

Twelfth International Congress of Egyptologists (ICE XII)

3.6.18

Resuelven el rompecabezas de la pequeña momia del antiguo Egipto: no era un ave, era humana


miguel.jorge@gizmodo.com
Cuando la pequeña momia se descubrió, los investigadores dieron por hecho que aquella pieza de hace 2.100 años del antiguo Egipto contenía los restos de un ave. Una teoría con mucho sentido si tenemos en cuenta las decoraciones con temática de halcón y el tamaño de la momia. Resulta que no, que era humana.
Al parecer, la momia llevaba tiempo almacenada en el Museo Maidstone en Kent, Inglaterra, y figuraba en el inventario como EA 493 Halcón momificado, período ptolemaico. Además, el marco funerario era del tamaño perfecto para un ave de estas características, con la cabeza de un halcón pintado en dorado y jeroglíficos que hacían referencias a Horus, el dios del cielo con cabeza de halcón de los antiguos egipcios.
No sólo eso. La momificación de animales era una práctica muy común en el antiguo Egipto, por lo que la momia no se destacó como algo particularmente especial o inusual. De hecho, ni siquiera se le hizo una tomografía computarizada.
Pasaron los años hasta que el museo pensó que podría incluir algunas momias de animales de su colección para ser escaneadas como lo hacían con las humanas. La primera sorpresa: unos brazos cruzados sobre el cofre revelaban que no era un halcón, sin embargo, el escaneo no fue muy detallado, y los expertos del museo pensaron que podría haber sido un mono.
Posteriormente, el antropólogo Andrew Nelson organizó un equipo para analizar exhaustivamente la momia. Ahora sí, el grupo descubrió que los huesos pertenecían a un feto masculino, de entre las semanas 22 y 28 de gestación, con anormalidades espinales severas y un defecto congénito muy raro que impedía que el cerebro y el cráneo se desarrollaran adecuadamente.Según Nelson:
Sobre la base del escaneo de mayor resolución de una momia fetal que se haya hecho, hemos podido determinar que este individuo era anencefálico. Hubiera sido un nacimiento ya muerto, no hubiera vivido hasta el nacimiento. Toda la parte superior de su cráneo no está formada. Los arcos de las vértebras de su columna vertebral no se han cerrado. Sus orejas están en la parte posterior de su cabeza.
 Las exploraciones revelaron que los dedos de las manos y los pies estaban bien formados, pero la deformación del cráneo era tan grave que el cerebro prácticamente no habría existido. Además, detectaron que tenía un paladar hendido y un labio leporino. Tras el hallazgo, los investigadores creen que la forma en que se conservaron los restos significa que su familia lo consideraba especial. Según Nelson:
Hubiera sido un momento trágico para la familia perder a su bebé y dar a luz a un feto de aspecto muy extraño, no un feto de aspecto normal en absoluto. La respuesta de la familia fue momificarlo, lo cual era muy raro. En el antiguo Egipto, los fetos solían ser enterrados en macetas, debajo de los pisos de las casas, de varias maneras. Se sabe que solo se han momificado alrededor de seis u ocho, por lo que este es uno muy especial.
 El equipo cree que el feto puede insinuar que la dieta de la madre era baja en alimentos que proporcionan ácido fólico, una vitamina que desempeña un papel importante en el desarrollo del tubo neural. Su consumo se ha relacionado con un menor riesgo de anencefalia.
¿Y por qué la momia estaba decorada con imágenes de aves?Desafortunadamente, su investigación no ha conseguido averiguar cuál fue el motivo que les llevó al error inicial.

1.3.18

Los últimos secretos de la momia de Nespamedu, el médico del faraón


http://www.abc.es/cultura/abci-investigacion-historia-secreta-momias-201802220830_video.html
Jesús García Calero@caleroje

Cuentan que el 26 de noviembre de 1922, Howard Carter, después de introducir por primera vez la cabeza por un hueco que se había abierto en la puerta de la tumba de Tutankamón -y a medida que sus ojos se acostumbraban a la oscuridad-, comenzó a ver brillos dorados, cabezas de dioses chacales, una balumba de tesoros intactos que nadie había tocado en miles de años. Y mientras Lord Carnavon le preguntaba en la entrada de la tumba muy impaciente: «¿qué ve?», Carter respondió: «Cosas maravillosas». Aquella escena cambiaría para siempre la egiptología.
Ahora, en Madrid, los egiptólogos han podido mirar de nuevo donde nadie había puesto antes sus ojos. Y también han podido descubrir «cosas maravillosas».
Dos mil años después de muerto, una noche de junio de 2016, Nespamedu llegó a la puerta de urgencias de la clínica Quirónsalud de Madrid. Unos pocos testigos vimos cómo le llevaban, con sumo cuidado, envuelto en las vendas con las que había sido enterrado. Llegó junto a otras tres momias y los especialistas les llevaban con tanto cuidado que iban en contenedores especiales con ambiente controlado, en aquella medianoche de primavera, elegida también porque la meteorología era perfecta, ni muy húmeda ni muy cálida.
La escena se aprecia en un documental de RTVE que fue presentado ayer y que muestra cómo fue la salida del museo en un camión de transporte especializado. En pantalla, el personal del MAN relata cómo vivió el traslado, con mucha emoción, porque era un momento histórico y porque todos intuían la inmensa cantidad de información que saldría de aquel proyecto.
En el documental, vemos pasar el vehículo por delante de la Puerta de Alcalá y cómo, cargado con las momias, cruza muy lentamente por Cibeles y la Gran Vía, a esas horas de aquel domingo sin apenas tráfico. Y luego la salida de la capital en dirección al hospital. Fue un traslado tranquilo, una escapada perfecta para aquellos pasajeros tan singulares. Hasta urgencias.
En el documental, vemos pasar el vehículo por delante de la Puerta de Alcalá y cómo, cargado con las momias, cruza muy lentamente por Cibeles y la Gran Vía, a esas horas de aquel domingo sin apenas tráfico. Y luego la salida de la capital en dirección al hospital. Fue un traslado tranquilo, una escapada perfecta para aquellos pasajeros tan singulares. Hasta urgencias.
La escena tenía muchos contrastes: la momia de Nespamedu, quien fuera médico de un faraón -además de sacerdote del dios Imhotep- acudía desde el Museo Arqueológico Nacional (MAN) a un hospital en pleno siglo XXI a hacerse un TAC (tomografía axial computarizada) de última generación.
A sus 55 años eternos, ya no tenía cura, es evidente, pero guardaba algunos secretos. Los médicos del hospital recibieron a su antiguo colega con respeto y curiosidad. Gracias a la más avanzada máquina de diagnóstico por la imagen, la momia de Nespamedu se sometió al escrutinio de los rayos y el software capaz de despegar las capas de misterio y de tiempo que le acompañaron en el reino de los muertos. También fueron estudiadas con los mismos métodos no invasivos las momias de dos mujeres egipcias y un hombre guanche.

Ritos desconocidos

Los resultados son espectaculares, tal y como reconoce Carmen Pérez Die, egiptóloga del MAN, donde ayer se presentó el documental«La historia secreta de las momias: la momia dorada», producido por RTVE y dirigido por Regis Francisco López. Rodado entre Madrid, Luxor y El Cairo, es una notable obra de divulgación de este proyecto científico en el que han participado decenas de personas, médicos, egiptólogos, historiadores y forenses, y que ha sido capaz no solo de «resucitar» el rostro que Nespamedu tenía en el tiempo en que vivió, la era ptolemaica, sino algunos detalles sobre el proceso de embalsamamiento totalmente desconocidos hasta hoy.
Los doctores han encontrado muchas pistas sobre del historial médico y nutricional de las momias, al estudiar los huesos y los dientes que, por ejemplo, registraban abrasiones debidas seguramente a una dieta en la que era frecuente encontrar arena en las verduras y frutas, entre otros motivos.
En cuanto al estudio cultural de la momia, Carmen Pérez Die explica que desde el primer momento detectaron en el escáner unos objetos en la frente y el cuello que resultaron ser amuletos, adheridos a la primera capa del vendaje, muy cerca de la piel.

70 días de momificación

El proceso de momificación más «lujoso», solo al alcance de los poderosos, como era Nespamedu, duraba 70 días y comenzaba con el vaciado de las vísceras que se embalsamaban en los vasos canopos y el largo tratamiento del cadáver, durante 40 días en natrón, la sal mineral que deshidrataba los tejidos. Después era envuelto con resinas y aceites aromáticos. En el final del proceso y en algunos momentos importantes, el sacerdote se ponía la máscara de Anubis. Al cumplirse el día 70, la momia se introducía en el ataúd.
Los médicos de la clínica Quirónsalud tuvieron que esforzarse para contrastar unas débiles imágenes en las que se apreciaban unas manchas que luego fueron los amuletos hallados en el cuerpo de Nespamedu. Casi no se apreciaban porque son de cartón y parecen realizados por el mismo artesano que decoró los cartonajes dorados del exterior de la momia. Hasta los dibujos coinciden. Se trata de una diadema que representa el escarabeo alado, Jepri, símbolo de eternidad. También un collar «Usej», pulseras y brazaletes como símbolos de poder. Y sandalias, para caminar por la eternidad.
De los 15 amuletos, dos estában en las piernas y el resto rodeando el cuerpo. Son dos «Udjat», ojos de Horus, y también dos juegos de sus cuatro hijos: Amset (humano), Hapi (babuino), Duamutef (chacal) y Kebeshenuef (halcón), que son los guardianes de las vísceras embalsamadas en los vasos canopos. Se suman los amuletos que representan a Isis y Neftis, las plañideras, esposa y hermana de Osiris. Y para terminar la colección, Thot, el dios sanador del ojo de Horus y escriba y medidor del tiempo.

La eternidad

El cuerpo del faraón representaba a Egipto, sus dolencias tenían consecuencias en el reino. Nespamedu estudió largos años en el Asclepeión de Sakkara antes de convertirse en el médico del monarca. Y cuando murió, soñando con lograr la eternidad, fue embalsamado en ese rito que duraba 70 días. Durante siglos, la eternidad no era más que ese sueño para él. Pero ahora, gracias a la investigación del escáner y la publicación de los resultados, su historia ha sido completada, sus últimos secretos desvelados.
La eternidad conoce tu nombre, Nespamedu, era esto.

Descubren un cementerio de sacerdotes del siglo IV a.C. en el valle del Nilo

Un antiguo cementerio de la última época faraónica (664-332 a.C.) y principios de la era ptolemaica (310-30 a.C.) ha sido descubierto en la zona de Tuna al Gabal, en la provincia de Minia, a unos 250 kilómetros al sur de El Cairo, según ha anunciado el Ministerio de Antigüedades egipcio.
El cementerio incluye un «gran número» de huecos en los que se enterraba a los muertos sin ser señalizados para despistar a los saqueadores y se encuentra en el sitio de Al Garifa, ubicado a seis kilómetros al sur de la zona arqueológica de Tuna al Gabal.
Una misión arqueológica egipcia empezó a excavar en el cementerio en 2017 para descubrir la sección dedicada a la antigua provincia 15 del Alto Egipto, cuya capital era la localidad de Al Ashmunein.Esa provincia estaba dedicada al dios Tot y, de hecho, parte de las tumbas y de los enseres encontrados en ellas pertenecen a sacerdotes de esta divinidad faraónica, que tenía cabeza de pájaro y que los griegos posteriormente denominaron Hermes.

Los expertos han identificado una de las tumbas como la de un alto sacerdote llamado Hersa-Essei, y en su interiorhay 13 sepulcros, en los que fueron encontradas muchas estatuillas de ushabti, artefactos de pequeña dimensión que acompañaban al difunto y debían servir como sus súbditos en el más allá.
Un total de 1.000 figuras están en muy buen estado, mientras que el resto están rotas y van a ser reconstruidas, detalló en una nota el ministerio.
Además, fueron encontrados cuatro vasos canopes de alabastro con la cara de los hijos del dios Horus, que están muy bien conservados y todavía contienen los órganos momificados del difunto.
En las vasijas está inscrito el nombre de otro clérigo de alto rango, Djehuty-Irdy-Es, cuya momia también ha sido recuperada y está adornada con un collar de bronce, abalorios azules y rojos, de marfil y de cristal, y cuatro amuletos de piedras semipreciosas.
En el cementerio también fueron encontrados 40 sarcófagos de barro de diferentes tamaños y formas, con los nombres y cargos de sus propietarios, además de una tumba familiar con grandes sarcófagos y figuritas ushabti con el nombre de los sacerdotes que se encuentran sepultados en este lugar.
En Minia hay destacados sitios arqueológicos, como el de Hermopolis, ciudad dedicada a Tot, o Tel al Amarna, donde estableció su capital el faraón Akenatón, que impuso por primera vez un credo monoteísta durante la XVIII dinastía (1.570-1.293 a.C.).

Horóscopo de Denderah (El ojo de Horus cap7, 5ª parte)

Tombs and temples of the Pharoahs, 1920s de Travelfilmarchive

Egypt 1920s de travelfilmarchive

El cristianismo es un mito egipcio

Edfu (Templo de Horus)

Philae (Templo de Isis)

Kom Ombo

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La tumba de Seti I - Cámara boreal

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Egipto Agosto 2010 (1ª parte) x sinuhe7777

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