Recogida de muestras en el interior de la Dama Blanca, apodo de un ataúd hallado en 2003 en la tumba de Djehuty. Foto Carlos Spottorno
El Proyecto Djehuty, uno de los puntales de la egiptología española, cumple una década de excavación y estudio de tumbas en la antigua Tebas. Una odisea convertida en serial por entregas, llena de misterios, tesoros, sorpresas y peligros. La revolución egipcia obligó a cerrar la excavación. Pero la aventura continúa.
"Oh, Amón-Ra, quien ilumina las Dos Tierras, permite que esté satisfecho en mi ciudad de la eternidad, en mi tumba para siempre...". El personaje que dictó esas frases murió hace 3.500 años y su memoria cayó en el olvido. Por un azar del destino, un grupo de españoles se ha encargado de cumplir con creces el ruego que el egipcio Djehuty dirigió piadosamente a su dios: ser recordado.
Nadie menos parecido a Amón-Ra que el investigador del CSIC José Manuel Galán (Madrid, 1963), un científico circunspecto e inclinado por naturaleza a la discreción y la modestia que es quien se ha responsabilizado de dirigir la excavación, restauración y estudio de la tumba del alto funcionario de la reina Hatshepsut, enterrado en una de las necrópolis de la antigua Tebas (Luxor), Dra Abu el Naga.
Cuando, una tarde de primavera de 2000, Galán, guiado por el responsable del Servicio de Antigüedades de Luxor, Mohamed el Bialy -al que le había hecho mucha gracia la llegada a su taftish, su oficina en la orilla occidental del Nilo, de ese egiptólogo español en bicicleta-, entró en la durante muchos años olvidada TT11 (tumba tebana número 11), previa la ceremonia de romper el sello de alambre y plomo del candado que mantenía cerrada la puerta de hierro, poco podía imaginar que se adentraba en una aventura que marcaría su vida y la de la ciencia española: el Proyecto Djehuty.
Reportaje:
http://www.elpais.com/articulo/portada/anos/eternidad/elpepusoceps/20111002elpepspor_10/Tes
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