El 18 de diciembre concluye la quinta campaña de excavaciones, dirigidas por la arqueóloga Myriam Seco
La arqueóloga española Myriam Seco dirige, desde 2008, un equipo multidisciplinar que realiza excavaciones en el templo funerario de Tutmosis III, en Luxor, perteneciente a uno de los faraones más importantes de Egipto. El templo había sido olvidado desde los trabajos del arqueólogo alemán Herbert Ricke, en los años treinta del siglo XX. El proyecto, financiado por Cepsa y la Fundación Botín, es fruto de la cooperación entre el Servicio de Antigüedades egipcio y la Academia de Bellas Artes de Sevilla. Este año alcanza su quinta campaña, que finaliza el 18 de diciembre.
Un museo al aire libre
La próxima campaña arqueológica está prevista para otoño de 2013, del 15 de septiembre al 20 de diciembre. "Continuaremos con el trabajo de excavación y restauración. Tenemos que seguir excavando en varios sectores muy interesantes: el segundo patio del templo, donde hemos encontrado fragmentos con relieves de gran interés; la zona exterior del muro perimetral sur, donde hay unos edificios adyacentes al templo que pueden estar relacionados con la administración de éste; y la tumba número 10, cuya excavación no hemos podido finalizar este año. Por otro lado, la cámara funeraria tiene problemas de estabilidad y hay que reforzarla antes de poder entrar en ella", explica Myriam Seco. "La idea es convertir el yacimiento en un museo al aire libre. Va a ser espectacular por tratarse de dos yacimientos que ocupan un mismo espacio. Podremos abrir una serie de tumbas del Imperio Medio y el Segundo Período Intermedio anteriores a la construcción del templo, además de hacer visitable el propio templo. También queremos potenciar todas las estructuras de adobe, que al quedar protegidas se podrán dejar al aire libre", añade.
El faraón guerrero
Tutmosis III subió al trono siendo un niño, y durante veinte años se dedicó a la milicia, mientras su tía y madrastra Hatshepsut controlaba el poder. Cuando gobernó en solitario hizo de Egipto la gran potencia del Próximo Oriente. Pero la política de conquista del rey no destacó por su crueldad o su encarnizamiento con el enemigo, sino por su inteligencia y su pragmatismo político. El faraón guerrero se llevaba a Egipto, como rehenes, a los hijos de los príncipes vencidos. Con ello se aseguraba la eterna fidelidad de sus padres, al tiempo que la educación de los futuros herederos sirios junto a príncipes egiptos creaba inevitablemente vínculos de amistad con el país del Nilo, lo cual resultaría muy beneficioso para el futuro. Entre 1449 y 1436 a.C., tras 17 campañas victoriosas, se inició un período de paz y prosperidad para Egipto, en el que se reorganizaron las provincias y se recaudaron numerosos tributos. El faraón guerrero murió en 1436 a.C., tras construir el imperio más extenso de toda la historia de Egipto.
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