Foto: The Granger Collection / Cordon Press
La imagen de Tutankamón es la de una persona endeble y de salud quebradiza, incompatible con la de un guerrero preparado para comandar a sus ejércitos en el campo de batalla, pero los análisis de su coraza muestran que esta fue utilizada por el faraón, si no en combate como parte de su entrenamiento militar.
LA CORAZA DE UN GUERRERO
Que Tutankamón era un joven de complexión delgada, sufría cojera y murió antes de los 20 años se sabía desde los primeros análisis de su momia. Esta imagen se vio corroborada por un TAC al que se sometió a la momia en 2005, que reveló que Tutankamón era zambo del pie izquierdo y caminaba apoyándose con el exterior. Además faltaba una falange del dedo índice de la misma extremidad, lo que concuerda con la meticulosa reconstrucción de sus sandalias a partir de los fragmentos hallados en la tumba, que contaban una tira añadida para que no se le escaparan del pie al caminar.
UNA PIEZA DELICADA
La revelación se produjo durante el rodaje de un documental sobre los magníficos tesoros de Tutankamón. Más de 5.000 objetos que han permanecido durante décadas almacenados en cajas en los depósitos del Museo Egipcio del Cairo y que ahora, con su traslado al nuevo Gran Museo Egipcio han sido sometidos a exhaustivos estudios y restauraciones.
Los realizadores del documental contactaron con Skinner porque era una de las pocas personas que habían podido examinar los frágiles restos de la coraza, de más de 3.000 años de antigüedad. La pieza sufrió grandes daños, probablemente al ser retirada de su caja original en los años 20 del siglo XX, durante la excavación de Howard Carter.
Todavía sigue siendo un misterio cómo se elaboraron las escamas de cuero solapadas de la coraza: "Los antiguos métodos usados para hacer este tipo de cuero realmente no se han comprendido del todo, para conocerlos, primero hay que comprender muchos procesos científicos complicados", según la investigadora.
¿EL TESORO DE TUTANKAMÓN?
Lo que parece seguro es que fue una pieza que realmente perteneció al faraón, cosa que no puede decirse de todos los objetos hallados en su tumba. La inesperada muerte de Tutankamón, antes de la veintena, cogió desprevenidos a sus súbditos y hubo que improvisar una sepultura a la altura de su cargo. Para ello se reciclaron objetos destinados a otros personajes de su familia para completar su ajuar funerario.
Gran parte del ajuar funerario de Tutankamón no pertenecía al faraón, fue reciclado de otras tumbas para completar el ajuar real ante la inesperada muerte del soberano.
En varias de las piezas del ajuar todavía puede observarse el rastro de nombres borrados sobre el que se escribió el del faraón-niño, entre ellos objetos tan importantes como uno de los ataúdes antropomorfos (el segundo), el cofre para los vasos canopos o la mismísima máscara funeraria, que parece ser podrían haber pertenecido a su hermana Meritatón, posible antecesora en el trono. Uno más de los grandes misterios en torno al faraón más estudiado de la historia.
MISTERIOS Y CURIOSIDADES DEL ANTIGUO EGIPTO
el significado de las pinturas de la tumba de tutankamón
Cuando el arqueólogo Howard Carter, tras desmontar las capillas doradas que ocultaban el sarcófago del faraón niño, pudo contemplar la decoración de su cámara funeraria, ante sus ojos aparecieron coloridas imágenes de los rituales funerarios realizados en honor del soberano y a este disfrutando de la eternidad junto a los dioses.
Vista de la decoración completa del muro norte de cámara funeraria de la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes.
cuando en 1925, Howard Carter desmontó las capillas doradas que abarcaban la casi totalidad del espacio de la cámara funeraria en la tumba de Tutankamón, descubrió que los muros de la estancia más sagrada de la sepultura, el lugar de descanso eterno del faraón, eran los únicos de todo el sepulcro que estaban pintados. Esto marcaba una diferencia respecto a la mayoría de tumbas del Valle de los Reyes, bastante más grandes y lujosas (la tumba de Tutankamón era, de hecho, muy pequeña), y que mostraban un programa iconográfico que cubría casi toda la superficie mural con pinturas que representaban escenas de textos sagrados como el Libro de los muertos, el Libro del Amdudat, o los libros de Las puertas y Las cavernas.
Al igual que en las tumbas de sus antecesores y predecesores, las escenas que decoran la cámara funeraria de Tutankamón también representan pasajes del Libro del Amduat y, aunque en el momentoel momento de su descubrimiento estaban cubiertas de hongos, tal como describe el propio Carter en su libro sobre el sensacional hallazgo ("La superficie de los muros está recubierta por pequeños grupos de hongos, cuyos gérmenes originarios fueron posiblemente introducidos por el yeso o la pintura, nutriéndose de la humedad que transpiraba el yeso después de que se sellara la cámara"), la minuciosa restauración a la que han sido sometidas a lo largo de los últimos años por parte del Getty Conservation Institute en colaboración con las autoridades egipcias, y que culminó en el año 2019, les ha devuelto su pasado esplendor.
Howard Carter y Arthur Mace derriban el muro que separa el Anexo de la cámara funeraria en la tumba de Tutankamón.
¿UNA HERENCIA DEL ARTE DE AMARNA?
Y es que, en efecto, los antiguos artesanos egipcios recubrieron los muros de la cámara con una fina capa de mortero sobre la cual, una vez seca, plasmaron las escenas en un fondo pintado de amarillo que recuerda el color del oro, el material del que estaba hecha la carne de los dioses. En cuanto a la decoración en sí, antes que nada es interesante advertir que la proporción de las figuras que allí se plasmaron (dibujadas en una cuadrícula de 20 cuadrados) no es la misma que se utilizó en otras tumbas del Reino Nuevo (que fueron dibujadas en una cuadrícula de 18 cuadrados), algo que, según los expertos, muy posiblemente era una convención artística heredada del período de Amarna, cuando bajo el reinado de Akhenatón (el padre de Tutankamón), el arte egipcio experimentó un cambio radical. Eso hace que las figuras representadas en los muros de la cámara funeraria de Tutankamón se vean con las piernas más cortas y un aspecto "blando".
La proporción de las figuras no es la misma que se utilizó en otras tumbas, sino que muy posiblemente era una convención artística heredada del período de Amarna.
Y ¿cómo se leen estas escenas? Pues la secuencia de lectura es de derecha a izquierda. Así, se empieza por el muro este, donde se representa el viaje del monarca difunto al más allá. En la escena aparecen una docena de nobles, posiblemente altos dignatarios de la corte tebana, que arrastran un trineo sobre el cual se ha dispuesto un santuario en forma de barca, en cuyo interior yace la momia real, preparada para disfrutar de la eternidad. Sobre la escena se puede leer la siguiente inscripción: "Los cortesanos de la Casa Real en procesión con el rey Osiris Tutankamón hacia el Oeste. Dicen: ¡Oh, rey, ven en paz! ¡Oh, dios, protector de la tierra!".
Detalle de las pinturas del muro norte. Ay, sucesor de Tutankamón, lleva a cabo la ceremonia de la Apertura de la boca sobre la momia del faraón.
Foto: Cordon Press
A continuación vienen las escenas que decoran el muro norte. En la primera, Ay, visir y sucesor de Tutankamón, lleva la corona azul jeperesh (un tocado con el que los faraones han sido a menudo representados, tanto en batallas como en ceremonias) y viste la piel de leopardo que lo identifica como sacerdote sem (sacerdote funerario). Ay se dispone a llevar a cabo un antiguo ritual funerario sobre la momia del rey (representado como si fuera el dios del inframundo Osiris), conocido como ceremonia de la Apertura de la Boca. Ay, con una azuela en la mano, tocará las distintas partes del cuerpo del faraón difunto para devolverle los sentidos que tenía en vida; así podrá disponer de ellos en el más allá. Detrás, la diosa Nut, divinidad del cielo nocturno, lleva a cabo libaciones de agua pura en un gesto conocido como ny-ny. La diosa da la bienvenida a Tutankamón que sostiene un bastón, una maza y el símbolo ankh (vida). Al final de la escena, el monarca, sujetado por su ka (uno de los cinco componentes del espíritu humano), abraza al dios Osiris, señor de Occidente.
Detalle de la decoración mural del muro norte. En ella Tutankamón, sujetado por su ka, abraza al dios Osiris.
Foto: Cordon Press
Y es que, en efecto, los antiguos artesanos egipcios recubrieron los muros de la cámara con una fina capa de mortero sobre la cual, una vez seca, plasmaron las escenas en un fondo pintado de amarillo que recuerda el color del oro, el material del que estaba hecha la carne de los dioses. En cuanto a la decoración en sí, antes que nada es interesante advertir que la proporción de las figuras que allí se plasmaron (dibujadas en una cuadrícula de 20 cuadrados) no es la misma que se utilizó en otras tumbas del Reino Nuevo (que fueron dibujadas en una cuadrícula de 18 cuadrados), algo que, según los expertos, muy posiblemente era una convención artística heredada del período de Amarna, cuando bajo el reinado de Akhenatón (el padre de Tutankamón), el arte egipcio experimentó un cambio radical. Eso hace que las figuras representadas en los muros de la cámara funeraria de Tutankamón se vean con las piernas más cortas y un aspecto "blando".
La proporción de las figuras no es la misma que se utilizó en otras tumbas, sino que muy posiblemente era una convención artística heredada del período de Amarna.
Y ¿cómo se leen estas escenas? Pues la secuencia de lectura es de derecha a izquierda. Así, se empieza por el muro este, donde se representa el viaje del monarca difunto al más allá. En la escena aparecen una docena de nobles, posiblemente altos dignatarios de la corte tebana, que arrastran un trineo sobre el cual se ha dispuesto un santuario en forma de barca, en cuyo interior yace la momia real, preparada para disfrutar de la eternidad. Sobre la escena se puede leer la siguiente inscripción: "Los cortesanos de la Casa Real en procesión con el rey Osiris Tutankamón hacia el Oeste. Dicen: ¡Oh, rey, ven en paz! ¡Oh, dios, protector de la tierra!".
Detalle de las pinturas del muro norte. Ay, sucesor de Tutankamón, lleva a cabo la ceremonia de la Apertura de la boca sobre la momia del faraón.
A continuación vienen las escenas que decoran el muro norte. En la primera, Ay, visir y sucesor de Tutankamón, lleva la corona azul jeperesh (un tocado con el que los faraones han sido a menudo representados, tanto en batallas como en ceremonias) y viste la piel de leopardo que lo identifica como sacerdote sem (sacerdote funerario). Ay se dispone a llevar a cabo un antiguo ritual funerario sobre la momia del rey (representado como si fuera el dios del inframundo Osiris), conocido como ceremonia de la Apertura de la Boca. Ay, con una azuela en la mano, tocará las distintas partes del cuerpo del faraón difunto para devolverle los sentidos que tenía en vida; así podrá disponer de ellos en el más allá. Detrás, la diosa Nut, divinidad del cielo nocturno, lleva a cabo libaciones de agua pura en un gesto conocido como ny-ny. La diosa da la bienvenida a Tutankamón que sostiene un bastón, una maza y el símbolo ankh (vida). Al final de la escena, el monarca, sujetado por su ka (uno de los cinco componentes del espíritu humano), abraza al dios Osiris, señor de Occidente.
Detalle de la decoración mural del muro norte. En ella Tutankamón, sujetado por su ka, abraza al dios Osiris.
EL PELIGROSO VIAJE NOCTURNO DEL SOL
Las escenas continúan en la pared oeste, donde se recrea la primera de las doce horas de la noche, tal como se describe en el Libro del Amduat. Arriba, a la izquierda, aparece sobre la barca solar el dios Re en forma de escarabajo, como Khepri, el Sol del amanecer. Al lado, dos figuras divinas, cada una identificada con un "Osiris", alaban al dios elevando los brazos. Tres dioses y dos diosas del inframundo caminan ante la barca. El resto de la pared se decora con una cuadrícula compuesta por doce rectángulos, dentro de cada uno de los cuales hay un babuino sentado. Todos ellos representan a las doce horas de la noche a través de las cuales el Sol realiza su peligroso periplo nocturno, durante el cual debe hacer frente a poderosos enemigos como la serpiente Apofis. También a través de estas horas, el soberano difunto debe viajar para alcanzar la eternidad.
Parte de la pared oeste se decora con una cuadrícula compuesta por doce rectángulos, dentro de cada uno de los cuales hay un babuino. Representan a las doce horas de la noche.
Panorámica de la cámara funeraria de la tumba de Tutankamón. Al fondo, el muro oeste, donde se representan las doce horas de la noche.
Foto: Cordon PressPor último, nos encontramos ante la pared sur, que resultó parcialmente dañada cuando Carter echó abajo el muro que separaba el Anexo de la cámara funeraria. Pero los restos que se conservan muestran a Tutankamón recibiendo la vida de la diosa Hathor, mientras el dios Anubis, con cabeza de cánido, posa amorosamente su mano sobre el hombro del faraón. Detrás de Anubis, la diosa Isis, esposa de Osiris, hace el gesto ny-ny, y tras ella aparecen en cuclillas tres dioses del inframundo. Pero hay una cosa curiosa en las figuras representadas en este muro. No están pintadas siguiendo las mismas proporciones que las del resto de la cámara funeraria. Fueron dibujadas más cerca de la tradicional cuadrícula de 18 cuadrados característica del arte egipcio tradicional en lugar de la de 20 típica del arte de Amarna. ¿Un indicio del cambio de mentalidad que representó el reinado de Tutankamón respecto al período anterior?
Las escenas continúan en la pared oeste, donde se recrea la primera de las doce horas de la noche, tal como se describe en el Libro del Amduat. Arriba, a la izquierda, aparece sobre la barca solar el dios Re en forma de escarabajo, como Khepri, el Sol del amanecer. Al lado, dos figuras divinas, cada una identificada con un "Osiris", alaban al dios elevando los brazos. Tres dioses y dos diosas del inframundo caminan ante la barca. El resto de la pared se decora con una cuadrícula compuesta por doce rectángulos, dentro de cada uno de los cuales hay un babuino sentado. Todos ellos representan a las doce horas de la noche a través de las cuales el Sol realiza su peligroso periplo nocturno, durante el cual debe hacer frente a poderosos enemigos como la serpiente Apofis. También a través de estas horas, el soberano difunto debe viajar para alcanzar la eternidad.
Parte de la pared oeste se decora con una cuadrícula compuesta por doce rectángulos, dentro de cada uno de los cuales hay un babuino. Representan a las doce horas de la noche.
Panorámica de la cámara funeraria de la tumba de Tutankamón. Al fondo, el muro oeste, donde se representan las doce horas de la noche.
Por último, nos encontramos ante la pared sur, que resultó parcialmente dañada cuando Carter echó abajo el muro que separaba el Anexo de la cámara funeraria. Pero los restos que se conservan muestran a Tutankamón recibiendo la vida de la diosa Hathor, mientras el dios Anubis, con cabeza de cánido, posa amorosamente su mano sobre el hombro del faraón. Detrás de Anubis, la diosa Isis, esposa de Osiris, hace el gesto ny-ny, y tras ella aparecen en cuclillas tres dioses del inframundo. Pero hay una cosa curiosa en las figuras representadas en este muro. No están pintadas siguiendo las mismas proporciones que las del resto de la cámara funeraria. Fueron dibujadas más cerca de la tradicional cuadrícula de 18 cuadrados característica del arte egipcio tradicional en lugar de la de 20 típica del arte de Amarna. ¿Un indicio del cambio de mentalidad que representó el reinado de Tutankamón respecto al período anterior?
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